Ante el parón provocado por la pandemia somos muchos los que experimentamos unas ganas locas de volver a ver mundo, pero debemos aprender a viajar con propósito y conciencia. Estos últimos días se está hablando mucho del “efecto champán”, cuyos escenarios y consecuencias describimos en este artículo. Así mismo, el actual Director Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Manuel Butler, señala que la recuperación será lenta pero, al mismo tiempo, puede haber un “tsunami de exceso de demanda”. Butler opina también que “se está construyendo un nuevo turismo que tendrá una transición bastante corta”.
Los hechos
Personalmente estoy un poco preocupada por la reacción real del mundo después de esta pandemia. Tenemos estos hechos objetivos:
- Esta pandemia nos obligó a quedarnos en casa y a pensar en nosotros mismos, nuestras vidas, nuestra felicidad y nuestro mundo y revalorizar nuestros principios básicos.
- Tal vez el 90% de la población mundial está de acuerdo en que debemos cambiar de dirección (hacia nuestras Vidas y nuestra Tierra) y adoptar un comportamiento y una actitud más respetuosa, consiente y responsable.
Esta es finalmente una gran noticia y un gran despertar de la conciencia, pero hay que considerar también:
- Detrás de este gran deseo de volver a la “vida normal”, sabemos que la vida que llevábamos antes era una buena “zona de confort” o, mejor dicho, era una cómoda (más fácil y bien engranada) zona, pero no una zona de verdadero y auténtico placer para nosotros mismos.
- Hay un fuerte deseo de volver a viajar, más fuerte que antes, después de más de un año obligados a permanecer dentro de nuestras fronteras. ¿Pero viajar cómo? ¿Cómo antes? ¿Qué nos ha enseñado realmente esta pandemia? ¿Cuántos estamos realmente concienciados para cambiar a mejor, y no volver a la vida de antes?
Las previsiones
Butler cree que, tras la pandemia, habrá una recuperación en el sector turístico “más lenta de lo que nos gustaría”, pero que, de vez en cuando, experimentaremos el ‘efecto champán’, como cuando se descorcha una botella de esta bebida. Además, él afirma que el Covid-19 dejará una clara huella en el sector turístico, cuyos pilares ya se están erigiendo: el surgimiento de un nuevo turismo basado en la sostenibilidad y la responsabilidad social y ambiental.
Personalmente, creo que este “efecto champán” puede acarrear una consecuencia lógica de volver al turismo masivo: miles de personas viajando, precios bajos, baja calidad, etc; escenario que representaría un paso adelante y dos atrás para el turismo sostenible.
La mayoría de la gente piensa que este año ha cambiado sus pensamientos, su mentalidad, pero creo también que, cuando regresemos a nuestra vida de consumismo, lo “olvidaremos” todo y “preferiremos” actuar de la misma manera e instalarnos en nuestra zona de confort.
En conclusión: la humanidad tiene ganas de cambiar su actitud y su comportamiento (más saludable y más respetuoso), pero muy pocos actuarán con esta coherencia.
Aquí y ahora: la oportunidad perfecta para jugar la carta del triunfo
En este momento entra en juego el mercado y su acción puede marcar una importante diferencia hacia el futuro, para ayudar a una nueva conciencia del viaje.
Sabemos muy bien cómo el mercado puede manipular e impulsar a las personas a comprar (e incluso a vivir). Podemos experimentar la increíble fuerza mental utilizada por los medios y los anuncios o la publicidad: los medios son capaces de impulsar al consumidor hacia un producto u otro.
En este preciso momento, creo que el mercado del turismo (que será uno de los primeros en ser asaltado por este fuerte deseo de volver a viajar) debería jugar bien sus cartas y empujar a las personas a conectarse más: no con algo nuevo, o con la idea de volver a la vida normal (que, en realidad, no nos satisfacía totalmente), si no con algo muy malo que nos pasó a todos y, a partir de ahí, con el deseo de volver a vivir; volver a nacer con una nueva conciencia para salvar nuestras vidas, nuestro planeta y el futuro de nuestros hijos.
No obstante, la mayoría de las veces nos encontramos con un conflicto de intereses: por un lado, necesitamos crear mercados, dinero, negocios, lujo, etc. y, por otro, tenemos la oportunidad de educar nuevos turistas y mejorar la forma de viajar. A veces parece una lucha contra los molinos de viento: la actitud de “ganar dinero”, la competencia, las grandes empresas de viajes, las empresas de cruceros, los gobiernos, etc.
La verdadera pregunta es: ¿cómo podemos combinar estas dos partes opuestas? ¿Dinero y negocios vs educación y nueva actitud? ¿Viajar vs hacer turismo? Y la siguiente pregunta es: ¿la gente tiene la seria intención de cambiar a algo mejor (vivir en una zona de placer) o prefiere quedarse en su aparente zona de confort?
Podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para ofrecer, proponer e impulsar a las personas a redescubrir la felicidad en las pequeñas cosas y virtudes: la maravillosa sencillez de la naturaleza, la humildad, los sentimientos, el amor, la gratitud, ayudar a los demás, ayudar a la Madre Tierra, elegir la sostenibilidad, etc.
“Sólo” tenemos que ayudarlos a que abran los ojos de una actitud de “loca, artificial y destructiva carrera hacia fuera, hacia el consumismo” a la capacidad de mirarse más hacia adentro y dejar fluir los sentimientos, centrando la atención en el “aquí y ahora” y preguntar a los viajeros: “¿qué sientes aquí y ahora”? Este sería el mejor souvenir que los clientes se llevarían a casa y el mejor boca a boca para hacer negocios.
En conclusión, hay que despertar la conciencia hacia nuestra mente, nuestras emociones más auténticas: esta es la base de la sostenibilidad.
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Máster en "Organización y Gestión de Eventos Culturales" en la Universidad de Ferrara y Máster en "Turismo Responsable y Tic" en la Uoc (Barcelona).