Si algo nos demostró el confinamiento –más allá de sus duras consecuencias– es que cuando la actividad humana pisa el freno, la naturaleza florece. Respetar el medio ambiente, para que vuelva a renacer allá donde ha sido dañado, es uno de los pilares fundamentales de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Algo a tener muy en cuenta en un día como hoy, dedicado al turismo, una de las actividades más contaminantes.
Para que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de nuestros pueblos, bosques y playas, reducir el impacto medioambiental de todas las actividades humanas –viajes incluidos– es fundamental. Y es que el papel del turismo sostenible en la Agenda 2030 es determinante.
Para la Organización Mundial del turismo (OMT), encargada de establecer las directrices y aplicar las políticas que regulan su gestión, no hay lugar a dudas: el turismo ha de tener “plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.
El ecoturismo o turismo sostenible, por tanto, se presenta como una alternativa que, en realidad, no supone grandes cambios para el turista –más allá de tener en cuenta algún que otro detalle–, aunque sí para el planeta. Y también para los trabajadores de un sector, muchas veces, precarizado.
La completa transformación de este sector hacia uno más sostenible pasa, también, por la manera en que los turistas nos relacionamos con los lugares que visitamos.
Tren antes que avión
El ecoturismo empieza en las primeras fases del viaje. Y la elección del medio de transporte es primordial: el tren es uno de los más sostenibles y menos contaminantes. Por eso los expertos recomiendan, siempre que sea posible, subirse al ferrocarril. Especialmente en todos aquellos desplazamientos que se puedan realizar en menos de dos horas y media en tren.
Ecoalojamiento
Las políticas del establecimiento donde uno se aloja en su destino son una parte importante del ecoturismo.Nnunca está de más comprobar antes del viaje que el alojamiento trabaja con proveedores turísticos locales que apoyan la conservación del lugar que se visita.
Apostar por lo local
Comprar alimentos, recuerdos y todas las necesidades que despierte el viaje en establecimientos locales. Esto favorecerá el crecimiento económico y el desarrollo del comercio del municipio.
Turismo sin huella
Para respetar el entorno se torna fundamental algo que puede parecer obvio: no tirar basura al suelo, dejar el lugar que se visita como se encontró y llevarse en la mochila los residuos que cada cual genere. Pero, además, los souvenirs no se encuentran abandonados en la naturaleza.
En el respeto está el ecoturismo
El mundo está lleno de ritos, costumbres y espacios sagrados diferentes. Y precisamente eso es lo que convierte un viaje en una aventura. Cada comunidad tiene sus tradiciones y religiones, muchas de ellas ligadas a la propia cultura del lugar.
Este articulo es un resumen de la noticia original publicada en El Español “El futuro (sostenible) del turismo: cómo convertirse en ‘ecoturista’ en cinco pasos“
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