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La necesidad de un turismo sostenible para no agravar la situación climática y ambiental

Es indudable que el turismo convencional que se ha estado llevando a cabo durante los últimos años ha ejercido una gran presión sobre nuestro planeta. Éste tipo turismo tradicional nos acerca peligrosamente a nueve puntos de no retorno de crisis ambiental y climática. Por ello, se hace evidente la necesidad de un turismo sostenible para no agravar la situación climática y ambiental.

El turismo ha generado graves problemas ambientales estos últimos años. Algunos de esos problemas son la contaminación ambiental (terrestre, acuática y atmosférica). Además, se aprecia un gran deterioro y destrucción de la flora y fauna local y el agotamiento de los recursos naturales. El turismo, también ha provocado otros impactos negativos. Destacan especialmente la masificación de los destinos, la pérdida de identidad patrimonial y cultural de los sitios, problemas de convivencia para la gente local, etc. Incluso, debido a la sobreexplotación turística de muchos destinos y a la falta de responsabilidad de los turistas, se ha puesto en peligro de extinción muchos lugares. Algunos de ellos, por sus características intrínsecas, son especialmente sensibles a los cambios de temperatura, humedad, erosión, etc. 

Entre ellos destacan destinos como la isla de Koh Tachai en Tailandia. A tal punto llegó, que en el 2016 el gobierno tailandés tuvo que cerrar dicha isla al turismo de manera indefinida. También otros lugares únicos como Machu Picchu, la Isla de Pascua, el santuario de Abu Simbel o la Gran Barrera de Coral se encuentran en peligro de extinción (o lo estarán en algunos años). Así será si no se toman medidas de protección al respecto. De ahí la importancia de recalcar la necesidad de fomentar el turismo sostenible.

Tiempo de reflexión 

La pandemia de la Covid-19 fue una parada forzada para todos. Esta situación nos sirvió para reflexionar si debíamos (o queríamos) continuar de la misma manera que habíamos estado haciendo hasta entonces. En este periodo de tiempo gran parte de la actividad humana se frenó en seco. La Tierra, así, pudo “respirar”. Se produjo una mejora de la calidad del aire y de las aguas; y los animales y la vegetación volvían a ser los protagonistas de lugares que el humano les había arrebatado. Ahora, vamos recuperando progresivamente nuestra actividad habitual y los países van levantando poco a poco las restricciones permitiendo de nuevo los viajes. Pero cabe preguntarse si queremos seguir en la misma línea en cuanto al sector turístico se refiere. 

Cambio de paradigma

Al menos, se observa que cada vez hay más personas concienciadas. Personas que sienten la necesidad de hacer las cosas de otra manera, como viajar de una manera más sostenible. De esta manera, aprovechar este nicho de mercado es quizás un buen punto de partida para cambiar la tendencia anterior. El turismo sostenible necesita la implicación de todas las partes interesadas de la industria. Por ello, los viajeros pueden aportar su granito de arena, cambiando pequeñas acciones e integrando ciertas prácticas sencillas durante sus viajes. Entre ellas, está el elegir rutas alternativas con respecto a las rutas turísticas habituales. Con ello, se conseguiría huir de las masificaciones, conocer los lugares de forma más auténtica con respeto y empatía, gastar el dinero en la gente local y minimizar el impacto ambiental.

Viajando de esta manera, más concienciada y respetuosa, estaremos ante una situación de “win-win” entre el viajero y el planeta. Ésto no sólo nos beneficiará a nosotros en la actualidad, sino también a las generaciones venideras. Ellas, querrán disfrutar de los destinos de la misma manera que pudimos hacerlo nosotros.